MI DESTINO ERES TU (Cap. 1 ) "Choque de miradas"

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¿Casualidad o Coincidencia? Eso nunca nadie lo sabrá, pero una cosa se puede asegurar, las estrellas ya tienen trazado nuestro destino y que por más que queramos cambiarlo jamás se podrá, cada ser humano nace con un objetivo, no por nada venimos a este mundo, el cosmos somos nosotros y nosotros solo seguimos nuestros instintos con la finalidad de tener una vida plena, pero tener una vida plena no quiere decir que el trayecto será fácil, siempre abra obstáculos en el camino, pero nada que no se pueda superar.

Nadie sabe que le depara el destino, hoy el de Yadira ha tomado un rumbo que jamás imagino, un nuevo ciclo que comenzara del cual pueda arrepentirse porque será la cruz que jamás imagino cargar.

A Yadira, la vida le ofrece ver nuevos horizontes. Dicen que el que huye de lo que le duele es un cobarde, mas podemos decir que huir no es un acto de cobardía simplemente es caminar sin mirar atrás.

Ella decide estudiar fuera con unos tios...

Lulú_ ¡Bienvenida a tu casa nueva Yadira!

Yadira_ ¡Gracias tía!

Alberto_ Sobrina, siéntete como en tu casa… te trataremos como a la hija que nunca pudimos tener.

Yadira_ Tío, eres muy amable, por eso Papi te quiere mucho –sonríe-

Lulú_ Hija, es mejor que descanses, ya que has de estar agota, mañana iremos a dar una vuelta al malecón, para que el lunes vayas relajada a tu primer día de Universidad.

Era mejor de lo que ella esperaba, su tia Lulú era la esposa de su tío Beto, hermano de su padre, ambos eran un amor con ella, ya que la pareja nunca pudo concebir hijos, por eso siempre habían visto a Yadira como una hija.

La muchachita está feliz, porque todo hasta el momento le estaba saliendo de maravilla, se sentía cómoda en ese nuevo lugar, mas no sabía que lo bueno dentro de lo trágico estaba por suceder.

(Al día siguiente)

Lulú_ Buenos días dormilona –sonríe-

Yadira_ -bosteza y sonríe- Buenos días tía hermosa.

Lulú_ apresúrate, alístate que iremos de paseo.

Yadira, se aproximo a darse un chapuzón en la regadera, y se puso un vestido corto de manta blanca, que hacía que sus pronunciadas curvas lucieran, La chica, era una mujer muy atractiva que cuando pasaba, los hombres se iban de lado, y no precisamente por tener el mejor cuerpo, era rellenita, alta, de piel apiñonada, pelo crespo oscuro, rasgos muy finos, unos enormes ojos negros cubiertos por unas pestañas largas y chinas, bajo unas cejas pobladas pero muy bien delineadas que hacían resaltar su mirada dulce, pero a la vez tan seductora, que cuando te miraba no había manera de ignorarla.

Estando en el malecón de la ciudad, Yadira se aparta de sus tíos, ya que estos habían preferido ir a ver todos los puestos que había, ella solo se quedo admirando los enormes barcos que iban y venían, sintiendo la brisa del mar en sus mejillas, mientras ella cerraba los ojos para sentir el viento en su rostro, una gitana se acerca a ella, lo cual la chica se asusto pues no la esperaba llegar.

Gitana_  ¿güerita, te puedo leer la mano?

Yadira_ -seria- no, gracias, yo no creo en eso.

Gitana_ mira, no te voy a cobrar mucho.

Yadira_ -seria- no señora, ya le dije que no.

Gitana_-se le queda mirando a los ojos, como queriendo descifrar algo- Mi niña, te espera un gran camino por recorrer, no será nada fácil… -la mira, tan segura-

Yadira_ -convencida de su postura- _le he dicho que no creo en todo esto.

Gitana_ -mirándola atentamente- No será fácil, pero llegaras a tu destino si te mantienes firme, te darás cuenta cuando conozcas la luz en sus ojos de noche.

Yadira_ -mira a la gitana dudosamente pero prefiere no hacerle caso- Disculpe, pero no se dé que habla y no estoy interesada en saber -se da media vuelta y se va-

Yadira, no creía en eso de la lectura de manos y cartas y todo lo que tuviera que ver con el esoterismo, o simplemente no creía que el destino otra persona podría saberlo, para ella era imposible, aun así, la gitana que se había topado la había deja intriga, la razón no la sabia pero ya no podía estar tranquila.

Al final de cuentas sin dar más rodeos, prefirió tachar a la gitana como loca, y tomo su almohada y se dispuso a dormir.

(Lunes por la tarde)

La chica, salió de la casa de sus tíos, el tío Beto la adoraba, así que le había prestado uno de sus coches, Yadira, llego a la universidad e ingreso al estacionamiento de la misma, se bajo del auto, luciendo radiante, iba despampanante y segura de sí misma, aunque no todo es perfección en esta vida, la chica siempre solían sucederle cosas desastrosas que en ocasiones eran tan cómicas.

Al darse cuenta que el ascensor estaba por cerrarse comienza a correr como loca para alcanzarlo, casi al llegar a él da un pequeño tropezón, cayendo en los brazos de un hombre.

El hombre, la sostiene repentinamente de la cintura, y ella lo toma del cuello rodeándolo con sus brazos, Yadira, levanta la cabeza para mirar a su rescatador, y él al verla se queda clavado en su mirada, los dos se quedaron inmóviles por unos segundo, quedando todo en cámara lenta.

Eduardo_ -perdido en la mirada de Yadira- _ ¿Te encuentras bien?

Yadira_ -perdida en la mirada, de ese hombre desconocido- -suspira- _Si.

Eduardo_ -la suelta delicadamente- _ ¿Segura? ¿No te hiciste daño?

Yadira_ -sonríe- No, gracias por rescatarme, soy una tonta.

Eduardo_ -la mira y sonríe- No te preocupes, a mi me suele suceder muy seguido cuando no alcanzo el ascensor.

Yadira_ -se sonroja- _! Qué pena! Pero gracias.

Eduardo_ Descuida. – Ambos ingresan al ascensor-

(Pensamiento de Yadira):

¿Quién es? ¿Quién será? ¿La luz de sus ojos noche? ¡Ja! Que absurdo… ¡pero es guapísimo! ¿Por qué me siento así? No lo sé, pero no puedo evitarlo.

Yadira, aunque aun no lo asimilaba con sensatez, había quedado flechada ante esa luz de ojos noche, tal y como le había dicho aquella vieja gitana.

El hombre que había sido su rescatador ante tremenda caída, había pasado a estar en su cabeza, y como no olvidarlo si era el hombre que ella jamás había imaginado (y sí que lo era)  la imagen de él no la podía quitar de su mente, hasta el más mínimo detalle lo recordaba, el hombre llevaba puesto un traje de color negro, camisa celeste y corbata azul, era apuesto y maduro como de unos 30 años, pelo negro crespo, piel morena clara, cejas pobladas intensamente negras, con unos ojos oscuros y grandes escondidos bajo dos pedazos de cristal que le daba un toque intelectual e interesante.

Todo él para ella, era perfecto, la chica había quedado deslumbrada, pero lo que no sabía era que toda esa ilusión que comenzaba a tener y sentir se volvería en algo catastrófico para su vida, comenzaría a probar del dulce amargo de su camino, pues ella aun no sabía quién era esa hombre, no tenía ni la menor idea de con quien se había topado.


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