LOS JUEGOS DE LAS PALABRAS
Por dapiso
Enviado el 13/11/2013, clasificado en Reflexiones
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LOS JUEGOS DE LAS PALABRAS
Son las palabras transmisoras de encantamientos o embrujos, encadenamientos o de liberaciones, pues trasladan al pensamientos a viajar con ellas, capaces de lograr elevar el ánimo y la autoestima o de producir una negatividad hacia uno mismo y en lo que le rodea a partir de ellas, ya que modifican conductas y transmiten una visión del mundo real o imaginario, o lo construyen, de ahí la importancia del buen uso del lenguaje que uno maneja interiormente como el que usa en el trato con los demás.
Capaz de variar el transcurrir de los hechos y de la misma vida, de establecer distancias o encontrar la proximidad, de despertar el amor o el odio, la risa o el llanto, la alegría o la tristeza, la pasión, la ternura o el dolor, de transmitir sosiego o desazón, de alabar o ofender, de conmover o desagradar. De nombrar lo más bello y lo más horrendo. Por lo que lo más recomendable es utilizar un lenguaje cargado de optimismo, vitalidad, control, mesura, gracia, sensibilidad, nobleza y respeto que mejore la situación y el discurrir positivo de los acontecimientos. Ya que además de favorecernos, resulta más inteligente este modo adecuado de conducirnos por la vida. De lo contrario se interpone uno a sí mismo un mejor desarrollo y la consecución de logros que favorezcan la felicidad de uno mismo y de quienes nos rodean.
El lenguaje al fin y al cabo es nuestro pensamiento, sentir e identidad. Es nuestra forma de relacionarnos, de entendernos, o confundirnos y desentendernos.
Utilicemos, por tanto, bien la palabra y los tonos y silencios que las acompañan. A cada palabra es una nueva realidad. Hablar de las cenizas o lo hermoso de la misma vida. Escojan tema, Son las maravillas del lenguaje los juegos de sus palabras. Queda a decisión de cada cual su uso y concederle su importancia.
Tratemos debidamente al lenguaje con sus formas y la precisión que requiere su acertada utilización. Es un bien común que debemos saber apreciar y considerar. Sin la palabra no habría cultura ni existiría el mundo literario, sería muy complicado comunicarnos y careceríamos de una gran fuente de conocimiento, y no podríamos disfrutar de la racionalidad que confiere su empleo y nos alejaríamos de una de las riquezas más importantes del ser humano.
Hay que saber expresarse para ser bien entendido y no atentar contra las normas lingüísticas. De lo contrario estaríamos empobreciendo y deteriorando el mismo lenguaje, que es una de los principales vehículos para movernos por este mundo.
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