Volando llegó hasta mis pies cansados
Vareado de lado a lado, presentí su sopor
Un árbol quebró sus brazos ajados
Sin parar de moverse, asumió el dolor
Mi mente aguardó a un apresurado reclamo
Aún viéndolo postrado, era de un hermoso color
Los segundos pasaron, sin que llegara su amo
Merecía ser salvado, aunque ya no tuviera valor
Mis pies doloridos tomaron el mando
Y con paso sereno me acercaba a su lado
El viento arreciaba y continuó presionando
Ya cerca de él, rogué que no fuera arrastrado
Su vestido de rojo fuego ya estaba manchado
Roto su interior, pensé en la primera vez que lo irguió
Tendido en el suelo se veía resignado
Aquello que un minuto antes, íntegro voló
Y mis ojos cansados varias lágrimas derramaron
Recordando la similitud que entre ambos advirtió
El objeto, como el viejo, su juventud pasaron
Y aunque a ritmos distintos, de tan obvió lloró
Una vez deteriorados fueron ambos olvidados
Cuestión que le abrumó al sacarlo de entre los matojos
El anciano, por viejo, su familia lo había relegado
Y por su descuidada aventura, aquel bello paraguas rojo
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