Todo y una casualidad.

Parte I

Lunes por la mañana, el peor de los días y encima empeorando con una lluvia incesante. A algunos les gusta , a mi también , pero hay que reconocer que fastidia cuando llueve y te tienes que ir caminando al instituto , casi todos van en coche con la calefacción y yo caminando y empapada , porque como siempre se me olvida el paraguas ya que voy con mis prisas de haberme levantado tarde y como no, me suelo caer en unos de esos maldecidos charcos y llego a clase hecha una muñeca de trapo , ah y por cierto , no falta el graciosillo de la clase que se ríe o me pone una divertida zancadilla y como soy tan patosa , tropiezo y ruedo.

Está bien, soy un desastre, pero un desastre…¿Guay?¿empollón?¿rebelde?¿”friki”?

No, un desastre , desastre, no tengo si quiera la etiqueta de “friki”, osea, no soy nada , nada , quizás sea invisible o…espera no , invisible no. Para los profesores no lo soy, claro , como lo voy a ser , si me ven con esa cara de cansancio en la primera fila y ala , a la pizarra o a leer uno de esos graciosos textos de inglés que tanto me gustan.

Soy pura alegría, como se ve , me encanta mi maravillosa vida estancada como esos filetes rusos de mi madre en la basura , claramente estancados. Mi carácter se plantea como raro o incomprendido o eso dice mi madre , claro que ella no me conoce ni la milésima parte, soy un bicho raro , una dolida de la vida , una sin fondo o una sin tan siquiera una pequeña ilusión en la vida. Todo en esta vida tiene explicación y que yo sea así también la tiene, simplemente que no me siento muy a gusto conmigo , no me siento realizada , ni con vida , porque me han hecho daño , solo por eso , solo por eso he dejado de ser como era , esa chica alegre y graciosa que todos conocían , esa chica popular que lo tenía todo, yo , he dejado de ser yo , esa chica que tardaba dos horas a arreglarse porque le gustaba estar arreglada, a ser alguien que se conforma con llevar unos vaqueros y una sudadera. Quizás es que no me puedo perdonar haber sido tan estúpida, quizás es que eche de menos el cariño, quizás es que me he cansado de luchar por alguien con todas mis fuerzas, quizás haya abandonado las ganas de vivir y las haya sustituido por la ironía .