Mano Negra. - Capítulo 2

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Will se largó de su casa y se fue al parque, ahí se sentó en el columpio y pensó en lo que iba a hacer a partir de ahora.

Caminando por la ciudad llegó a otro parquecito, este más pequeño que el anterior y se sentó al filo de la fuente a seguir pensando.
- Es la hora de comer y no hay nadie en la calle... Me siento solo y desamparado. Y para acabar el día, a trabajar esta noche. ¡Ah! Se me acaba de ocurrir que puedo pedirle un favor a mi jefe, a ver si él me puede dejar en su casa hasta que yo pueda encontrar otra. Eso haré.

La tarde siguió avanzando y cuando el sol estaba en el ocaso, se acercó a un puente para observar cómo el sol se ocultaba tras el mar.

Por la noche, Will se fue a trabajar y para sorpresa de su jefe, iba con la misma ropa.
- Buenas noches Will, ¿te has puesto uniforme?
- Ehh... sí jeje,-contestó indeciso Will-.
- Will, ¿estás bien?
- No jefe, verás. Esta mañana llegó el casero exigiendome que le pagara y yo le expliqué por activa y por pasiva que no tenía su dinero en ese momento a lo que respondió echándome de casa, de mi casa.
- Técnicamente es suya, tu estabas de alquiler.
- Bueno sí, pero lo importante es que ahora estoy en la calle, no tengo dónde pasar la noche...
- ¿De veras?

- Sí, si tu pudieras...
- ¿Que te quedaras en mi casa?
- ¿Me haría ese favor jefe?
- Es que verás, tengo en casa a mis mellizas y a mi hijo mayor, a mi mujer y ahora se ha venido mi suegra a vivir porque con su pensión no tiene para pagar su piso... Lo siento de veras.
- Oh, bueno, gracias de todas maneras. Ya veré lo que puedo hacer.

Will al terminar su jornada se fue al parque y se echó en un banco a dormir. Por suerte era verano y podía dormir ahí, pero cuando fuera invierno... ¿qué haría?

Una semana más tarde, Will se presentó en su trabajo como de costumbre, pero desde el día anterior a su jefe había algo que no le gustaba. Sabía que no tenía casa y que no tenía un buen aseo, pero ya lo de la ropa...
- Buenas noches Will.
- ¿Qué tal la noche?
- Pues mal... se prevé una mala noche.
- ¡Oh! ¿Qué pasa últimamente?

- No sé, dímelo tú,-le reprochó su jefe a Will-.
- ¿Yo? ¿De qué me hablas?
- Mira Will, no me voy a andar con rodeos. Llevas una semana viniendo con la misma ropa y vas ayer y te cambias y cojes una peor que la anterior.
- Lo primero que te voy a decir es que esta ropa era mía y me la encontré en el cubo de la basura delante de mi antigua casa y segundo, yo no tengo la culpa de que un coche pasara y me echara encima el charco, que por si no te acuerdas, hace 3 días llovió y pasé la noche en la boca del metro.
- ¿Ahora quieres dar lástima? Yo lo único que sé es que por tu culpa estás espantando a la gente y por muy bueno que seas, lo siento pero no puedes seguir aquí.

- ¿Me estás echando?-preguntó Will asombrado-.
- Sí y de veras que lo siento.
- Claro, lo sientes mucho sí, por eso no te importa quedarte sin otro barman.
- Eso de quedarme sin otro... Ya está todo solucionado, pero no te preocupes, nada más que vuelvas a tener un sitio, me lo dices y te contrato de nuevo, aquí tendrás las puertas abiertas.
- Ya... y yo vendré, por supuesto,-dijo irónico Will-.

Will se fue hacia el garaje para coger su moto y ahí se quedó quieto mirando los rascacielos, la gente pasar... la vida. Todos tenían una vida ¿y el? Nada, toda tirada desde un décimo piso...

Ahora Will no tenía ni trabajo ni casa... Su casa... ¡Eso es!

Will se dirigió a su antigua casa lo más rápido que pudo y ahí empezó a terminar de hilar su plan.
- Primero miraré el buzón por si hay alguien viviendo o no, dependiendo si está lleno de cartas. Si hay alguien subiré y entraré en casa forzando la cerradura con un palillo que tengo y ahí, jejeje.

- Ábrete... Ya está. Qué sería de mi en este momento si no llega a ser por mi etapa en el centro de menores.

Al entrar, la sorpresa fue mayúscula. Todo estaba totalmente cambiado. En apenas una semana y media estaba todo diferente.

Su antiguo dormitorio ahora tenía una cama de matrimonio, una cómoda y un espejo. 
- Joder... quien viva aquí ahora tiene que ser bastante rico... Un momento, en el espejo hay algo... "Vuelvo a las 21 horas." ¿Qué hora es?

Will salió fuera del cuarto y vio en la cocina la hora. 
- Son las 20:30h. Creo que me dará tiempo de todo...

- Sinceramente, quien haya decorado la casa tiene mucho gusto. Ya quisiera yo vivir de nuevo en una casa así... Mamones de mierda... 

Will entró en el baño y cerró la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

Un rato después, Will estaba recién duchado, oliendo bien y, lo más importante, con ropa limpia.
- Qué gusto el volver a estar limpio y con ropa nueva. Que, por cierto, esta ropa es mía. El dueño de la casa se la ha quedado. Pero todo esto no es culpa suya, es del casero de mier... Buaf, paso de cabrearme de nuevo. Un momento... ¿La puerta?

En ese instante se abrió la puerta y alguien entró en casa. Will estaba en un buen lío. ¿Cómo saldría?

. . .


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