Mano Negra. - Capítulo 7

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- Comprendo, entonces lo que tu buscas es ayuda para que dejes de robar a los demás, ¿me equivoco?
- Exactamente, ¿puedes ayudarme?
- Te ayudaré, pero te voy a decir una cosa. No tienes trabajo me has dicho.
- No.
- ¿De qué trabajabas antes? Si no es mucho preguntar.
- De barman.
- ¿Y te pagaban bien? 
- Pues copa que servía, dinero para el bolsillo.
- Es decir, fatal. ¿Y si yo te dijera que gracias a tu problema puedes ganar mucho dinero?

- ¿Cómo?
- Verás, -comenzó a hablar el doctor-, nosotros nos encargamos de ayudar a la gente buscándole trabajo y tú tienes un don muy especial Will. Al relatarme tus sucesos me di cuenta. Sería una pena que desperdiciáramos todo lo que puedes llegar a hacer con tus manos.
- Sí, -habló Louis-, estoy muy interesado en que te unas a nuestra causa. 
- Ehh, no, no lo creo.
- Pero Will, piensa: seremos Robin Hood, robaremos a los ricos para darle a los pobres. Tú hasta hoy has sido pobre, durmiendo en la calle, robando a la gente... ¿Qué más daría seguir haciendolo pero con el respaldo de un compañero?

Pero a Will esa idea no le convencía. Había ido a curarse y ahora estaba viendo que iba a conseguir todo lo contrario. 

- ¿En qué piensas? -dijo el doctor-.
- Es que verás, no sé qué hacer...
- Te voy a dar un consejo: pruébalo, haz un par de trabajos junto con Louis, que será tu compañero y cuando termines y veas los resultados que vas a conseguir, ya decides, ¿ok?
- Es totalmente seguro, además de que si cualquier cosa que ocurriera, yo te cubriría las espaldas Will, eso no hace falta decirlo.

- Bueno... podría probar. ¿Se gana mucho dinero?
- Hombre, -contestó Louis-, dependiendo del sitio donde entremos, pero normalmente podemos conseguir de media unos 200 por noche y salimos 3 veces a la semana. Multiplícalo por 4 semanas y te saldrá la cuenta. Entonces, ¿te animas?
- Vale... no tengo nada que perder.

El doctor, sonrió al instante y discretamente se acercó a Will y le dijo algo al oído.
- Buena elección.
- Espero no haberme equivocado.

Tras esto, el doctor y Louis se levantaron de sus asientos y se despidieron. 
- Esta noche vendré de nuevo doctor.
- ¿Esta noche? ¿Para qué?
- Hoy empezaremos con Will.
El aludido miró al escuchar su nombre.
- Will, -dijo Louis-, hazte el cuerpo que esta noche empezaremos con todo esto. Vendré al anochecer con todo lo necesario, tú no te preocupes.
- Entonces nada, nos vemos Louis -dijo el doctor-.
- Hasta luego.

Una hora más tarde, el doctor gritó que la comida estaba lista y Will al pasar por delante del billar pensó que tenía que jugar con ella tarde o temprano.

Se sentaron ambos a comer y en ese momento Will pensó en lo extraño de la situación. Hace unos días tenía que robar para conseguir comer y ahora le ponían un plato por delante sin necesidad de mover un músculo. 

Sin embargo, Will seguía con la cabeza en la conversación con Louis.
- Perdona que te moleste doctor, pero es que sigo dándole vueltas a lo de esta noche.
- No es molestia, dime.
- ¿Es totalmente seguro?
- Will, ¿tú has tenido algún problema alguna vez?
- Solo una.
- ¿De cuántas veces?

CONTINUARÁ...


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