La tormenta batalla contra el casco del barco
Las enormes olas cruzan la cubierta casi vacía
El fuerte viento sopla intentando zozobrarlo
Y el solitario timonel se aferra a la noche fría
El grumete sale al paso de una orden directa
Que acomete con aplomo y la cabeza fría
Tiene que subir presto a la atalaya de vigía
Y avisar de cualquier roca que a ratos entorpezca
Las manos resbalan y a veces se paralizan
A viva voz, el capitán le requiere más rapidez
Él sólo quiere que la mar no le haga trizas
Su mente recurre a su lecho una y otra vez
Crujen las maderas por todos los lados
Las ensortijadas cuerdas maltratan las guías
El velamen retuerce el mástil que resiste admirado
Las jarcias añoran un puerto de día
En lo más alto el feroz viento se acrecienta
No dejando poder ver lo que ha venido a buscar
Los brazos duelen mientras el capitán se impacienta
Pero la turbia mar no le deja su objetivo avistar
La campana corteja una canción desordenada
Mientras el timonel alza la vista hacía él
Ambos se observan con la mirada apagada
Sus memorias rebuscan la calidez del burdel
Los días pasan mirando desde el viejo atracadero
Su marido partió, siendo capitán por primera vez
La mar no conoce de iniciados ni de expertos viajeros
Ella sólo quiere la orilla volver a lamer
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