Denunciar relato
A nadie le importa mi dolor.
Para mis padres solo soy un instrumento, creada únicamente para ayudar a mi hermana en la lucha contra su enfermedad.
Es mi carne.
Mi sangre.
Expulsada de mi cuerpo mientras se debilita, al mismo tiempo, que contemplo como fortalece al de mi hermana.
Como el ave fénix, mi cuerpo se va consumiendo poco a poco a cenizas pero, es otra persona quién renace de ellas.
A las dos nos pinchan, nos extraen, sentimos dolor, mucho dolor pero solo ella recibe las palabras dulces de una madre preocupada y las palmadas de ánimo de un padre que desea tu recuperación.
A mi, ni me miran.
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