Aquel maniquí
Desnudo y sin rostro
En el sucio escaparate
A veces lo evoco
Sus brazos manchados
De un rojo fuego
Me impactaron tanto
Que a veces así me veo
Sus raídas ropas
Antaño de moda
Me mostró de su vida
Y de su muda boca
Tristemente conservaba
La figura ilesa
Donde posaron mil manos
Obtusas de su sutileza
Los días pasan
Y continúas erguida
¿qué esperas? me pregunto
¿Tendrán cura tus heridas?
Y mis paseos alargo
Para comprobar tu quietud
Imaginando tu cara
en su inmensa plenitud
Custodiada por el cristal
entre basuras olvidadas
indemne seguirás
ante tantas vidas relegadas
A veces tengo pesadillas
Donde me convulso y me agito
Al estar frente a tí
Creo escuchar un ahogado grito
De los inútiles objetos
Que el ser humano crea para sí
A su forma y semejanza
Uno se resiste. Grita alto maniquí
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