MINA SAN JOSÉ

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                                           MINA SAN JOSÉ

 

Desde el campamento Esperanza, se aguardo con esperanza, y cuya intención era el propuesto en el nombre del campamento, en medio de cierta confusión y con momentos de desasosiego, se contemplaba lo que iba ocurriendo en la mina chilena, durante los sesenta y tantos días, con los mineros sepultados a más de seiscientos metros bajo tierra.

Que trae a uno a la memoria la historia, cada vez menos reciente de las cuencas, del modus vivendi de estas tierras que habitamos, que tanto dependió de este sector para su supervivencia y que hoy en día tras conseguir ayudas y el que se recurra al carbón nacional, para solucionar, a duras penas, tras manifestaciones y huelgas, mínimamente el descalabro, de lo que fue fuente de riqueza y también supuso tanta desgracia.

Pues es natural que desde aquí se sienta la crudeza y la agonía a la que se ha visto expuesta, a los treinta y tres mineros, que casualmente coincide con la cifra a que se dice murió Jesucristo y pueda hablarse, en este caso, cómo de un milagro, pues es la primera vez que se da una espera tan larga a tantos metros bajo tierra y que hubiera la posibilidad de vida y de poder comunicarse con ellos y hacerles llegar víveres, para poder salvarlos, y el que fuera todo mejor de lo previsto.

Y es que este hecho ha cobrado trascendencia mundial y apoyos por parte de todos, incluido David Villa, el jugador hoy en día del Barcelona procedente de Tuilla y descendiente de mineros. Quien se ha mostrado solidario con lo que allí iba sucediendo, haciendo llegar una camiseta con muestras de su cariño, participando así de la historia del momento, que pasara a la posteridad como en su día paso a ser la de los Andes, que aconteció en lugares y fechas semejantes.

Pues este drama con final feliz, para los héroes de este suspense, que trajo a un mundo entero en vilo, trae a uno a la memoria, cuando aún era yo un niño, recuerdos de cuando repartía periódicos por el Sanatorio Adaro, a los accidentados de la mina y la historia de familiares y conocidos, a los que realmente uno aprecia, con sus vidas vinculadas estrechamente, a la minería de las cuencas.

¡Qué grande, Santa Bárbara, patrona de los mineros!¡Y qué grandes, estos mineros!.

¡Qué Dios, les depare suerte!.  


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