Los pequeños detalles de la vida

No todos reparamos en los pequeños grandes detalles de la vida. Caminamos por las calles de la ciudad como si fueramo zombies. Todo nos parece obvio, evidente. Raúl se detuvo y observo como en la canchita sin pasto y con arcos de piedra corrían niños jugando a la pelota. Se divertían como nadie, se caían, le erraban al balón... eran felices.

Raúl se detuvo un instante en su vida, él también habia sido niño. Los negocios, los problemas de personas grandes lo habían llevado a vivir un vida alejada de lo simple, lo sencillo. De pronto, un niño viene hacia él con la pelota en sus manos, lo miró y le preguntó si quería jugar. Raúl apreto los dientes y no pudo impedir que una lágrima se deslizara sobre su mejilla. ¿Cuántos años hacía que Raúl no jugaba? Muchos. Tal vez, su alma había perdido la capacidad de ver que la felicidad se encuentra en aquellos pequeños grandes detalles.

Los niños seguían jugando, divertiéndose a lo loco, mientras Raúl con sus ojos empañados en lágrimas contemplaba como   el sol moría detrás del viejo cerro...