Denunciar relato
acaba la tarde clara y dulce
Y el aquel jilguero alegre trina
El tardío frío cruel se aproxima
A helar el bosque que a todos seduce
Mil raídas, rozan sus ramas
Los árboles que antaño reinaron
Con el fervor que a tantos cobijaron
Hasta quedar secas sus ganas
Y atenazado el jilguero inexorable tirita
Entre el impuesto claro y la sombría noche
Muerta la mano que otrora fue broche
La vida del bosque ceñuda se irrita
De espacios vacíos, zonas para amar
Aquellos animales que sobreviven ocultos
Reunidos a la fuerza, irrumpen convulsos
Olvidando al predador que viene a cazar
Se acerca la noche a acogerlos de nuevo
Donde el claro día los desprotege
Cobijo que asusta y a la vez guarece
Con sus helados dedos y el calor de su credo
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales