El masajista (parte 2 de 2)
Por Alcaraz
Enviado el 07/06/2011, clasificado en Ciencia ficción
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Les suele durar el placer una semana más o menos. Cuando han pasado por mis manos
son mejores en lo que hacen. Tienen la autoestima tan alta que creen que pueden
hacer lo que sea. Mejoran sus vidas. Bueno, las mejoro yo. Y todos quieren volver.
A los impotentes les hago que tengan aquí mismo una erección, poniendo su punto de
encaje en la posición adecuada.
Y durante una semana tienen erecciones cada vez que las necesitan. No solo les ayudo
a ellos, sino a sus mujeres también. Incluso más, diría yo.
Aún no se cómo lo hago. Supongo que es instinto, como cuando los bebes hacen el
gesto de comer, sin que nadie les haya dicho antes como se hace.
Debe de ser genético.
Ayudo a la gente que tiene depresión. A los que quieren dejar de fumar o de beber.
Anoréxicas, bulímicas, adictos a la grasa.
Algunos simplemente vienen para sentirse mejor con ellos mismos. Todo el cliente que
viene ya es cliente para siempre. Y cada vez vienen más.
Muchos vienen para combatir el aburrimiento de sus patéticas vidas. Yo les doy una vía
de escape. Y sin necesidad de drogas ni medicinas.
Aún no lo he probado pero, supongo que si puedo hacer lo que hago, también podría
hacer lo contrario. Hundir a la gente en depresiones. Convertirlos en sociópatas,
psicópatas o psicóticos.
Incluso podría hacer que me obedecieran todo el que pasara por aquí, ingresándome
en mi cuenta sus riquezas o donándome sus propiedades.
Podría hacer que fueran mis esclavos y crear un ejército de zombis bajo el mandato de
mi voluntad para hacerme con el poder del mundo.
Realmente, tengo miedo de estas ideas. Para conseguir la energía suficiente como para
ver los puntos de encaje se requiere mucha energía personal acumulada. Y los
sentimientos y pensamientos son un obstáculo. Te hacen perder energía. Sobre todo
los sentimientos fuertes, como pueden ser la envidad, la ira o el miedo.
La clave está en no pensar en nada. Dejar que todo eso se vaya por el desagüe.
Tampoco se debe desperdiciar el líquido seminal. Así se desperdicia energía a
borbotones.
Si se quiere tener una recarga de energía bestial en el acto, hay que intentar hacer lo
siguiente:
Cuando se está practicando el sexo, justo antes de llegar al orgasmo, hay que pararse y
aguantar. Aguantar todo lo posible por no derramar el semen. Entonces, éste habrá
salido ya de los testículos, pero no habrá salido fuera del cuerpo. Entonces, se
convierte en energía que sube en forma de serpiente alrededor de la columna
vertebral. Aunque, si el semen se derrama dentro de una vagina, como es lo habitual,
es como si depositaras receptáculos de energía dentro de la hembra y esos
receptáculos te harán llegar pequeñas dosis de energía de la hembra durante algún
tiempo.
Lo que no hay que hacer bajo ningún concepto es derramar el semen a la interperie.
Supongo que la iglesia siempre ha querido decir cosas similares, pero se explica muy
mal. Toda la parafernalia de ángeles y demonios no es más que energía, y no hay nada
más.
Pero lo tiene que escenificar todo con dibujos por todas partes.
Bueno, tengo que empezar con la primera sesión del día.
Creo que es una señora que ha perdido la lívido.
Me encanta mi trabajo.
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