Dichosa mancha

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Reconozco que soy algo torpe, y siempre me mancho, pero nunca pensé que mi torpeza pudiese ser una buena cualidad, por lo menos en un momento dado.

Habíamos quedado a cenar en casa de una amiga. Era víspera de navidades y como hacia mucho que no quedábamos y no andábamos sobradas de dinero como para ir de restaurante decidimos hacer una cena en casa de una amiga.

Yo me había puesto un vestido clarito, casi blanco, bastante escotado. Lo pensé yendo a casa de mi amiga: demasiado claro laura, como se manche...

Lo estábamos pasando bien en la cena, y ya con unas copas empezamos a decir tonterías, reírnos... En una de esas mi amiga Sara, que estaba a mi derecha, mientras contaba una de sus últimas batallitas, fue a hacer un gesto con la mano con tan mala suerte que derramó la copa de vino tiento entera encima mía. Me dejo el vestido manchado entero, por o que yo me enfadé y dije que así no salía después, que me iba a mi casa. No se como ((supongo que por el vino) lograron convencerme y Sara, que era la anfitriona, me prestó un vestido suyo para poder salir decentemente.

La verdad es que ahora lo pienso y creo que habría salido mejor con el vestido manchado de vino, por que Sara era más baja, más delgada y con menos pecho que yo. Iba embutida, marcando culo, pechos e incluso tripilla. Me le tuve que poner sin sujetador, y se me marcaba hasta el tanga, y eso que era de estos pequeñitos de hilo.

Salimos de bares, ya después de haber tomado unos cuantos vinos en casa, y allí donde iba no podía evitar a los chicos (e incluso alguna chica) mirarme de arriba abajo tanto de cara como de espaldas. Varios se acercaron a decirme algo, algunos borderías, otros piropos anticuados... Hubo uno de ellos que me llamó la atención, pues llevaba una camisa blanca en la misma, casi justo en el medio tenía una mancha de lo que parecía vino. No pude evitar reírme, por lo que me preguntó que por qué me reía. Cuando le dije que por que yo también me había manchado y que por eso me había tenido que cambiar, el me contesto: no se como te quedaba el vestido, pero por lo que llevas me alegro de que te tuvieras que cambiar.

Me cayó bien el chico, decidí que sino la cagaba, tenía posibilidades conmigo esa noche. Y no la cagó, o no le di oportunidad. Al poco rato estábamos bailando pegados (no me pregunten qué música), él agarrándome el culo y yo agarrando donde podía. La verdad es que el chico me tenía muy caliente, y mi amiga Sara me lo recordó cuando me dijo que se me notaban los pezones de forma exagerada por el vestido tan justo. El chico también lo estaba, ya había notado su entrepierna pegada a la mía, además de verle cómo se la colocaba cuando creía que no me daba cuenta.

Yo ya no podía más, por lo que le dije, que me llevara a algún sitio donde pudiera follarme. No se lo pensó ni un segundo y nos fuimos de allí a su coche. Un Ibiza pequeñito, aunque en ese momento no me importaba. Nos lo montamos allí mismo, sin preocuparnos si venia gente por la calle, si nos podían ver... Yo lo único que pensaba era que me follara con ese bulto que había notado entre las piernas. Y vaya si lo hizo, le pillé en ese punto que tienen los chicos que están muy excitados pero el alcohol no les deja correrse y aguantó lo que para mi parecía una eternidad, tanto en tiempo como en orgasmos. Me hubiese gustado probar mas posturas, pero en un coche es bastante complicado probar muchas cosas. De todas formas, el chico sabía lo que hacía, por lo que me dejó exhausta (y yo a él seco con la mamada que le hice después).

Le dejé mi tanga como regalo y el su teléfono como el suyo (y digo regalo porque le pienso llamar y probar todas esas posturas que no pudimos probar en el coche). Anoche le llamé y mañana hemos quedado...


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