Denunciar relato
Invariablemente llega en la noche
Al amparo de la sombría oscuridad
Cuando nadie le oye
Y sólo acompaña la desesperante soledad
Cuando revientan las lágrimas,
El indulgente dolor y la pena
Mirando sin rumbo al vacío
Y espera respuesta su condena
Esa que nunca llega
La que responde sólo con el látigo
Quebrando la carne de sus hombros
La que tolera ya ausente y apático
¿Es acaso su piel su prisión?
¿la que hace su alma atenazar?
¿la que atemoriza tanto a los blancos?
¿por la que el esclavo, de noche, rompe a llorar?
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