Collar de soga.
Por Diana Barrón
Enviado el 20/12/2013, clasificado en Intriga / suspense
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Collar de soga.
Mis manos tiemblan, llenas de inseguridad y dudas, acarician el collar se soga que yace en mi cuello.
Los recuerdos llegan a mi mente como fuegos artificiales: uno tras otro, pero ninguno demasiado importante para que mi mente se retenga en él.
Dejo escapar un suspiró que resuena por toda la habitación. Apartó una mano de la soga resistente y me echó un mechón negro hacía detrás de la oreja.
La habitación esta oscuras, con la única compañía que he conocido: la soledad. Cada centímetro de habitación esta cubierta de un tapiz gris, y la falta de ventanas hacen que el aire sea muy escaso.
La puerta esta cerrada con seguro para evitar intrusos. Nadie me puede detener.
Escuchó dentro de mi cabeza risas. Solo risas, de la gente que se burla de mí. Sacudo la cabeza, en un intentó desesperado de apartar eso de mi mente. Pero es algo que me persigue, y que no hay forma de escapar.
Siento mi cuerpo tensarse cuando escuchó pasos fuera. Me quedó inmóvil, aguantando la respiración.
-¿Estas ahí?-Escuchó una voz afuera, de mi madre.
Intenta abrir, pero sus esfuerzos son en vano.
No contestó, solo escuchó como intenta por la fuerza abrir la puerta. Después de un suspiró resignado, el ruido de sus pasos empiezan a disminuir hasta que todo se queda en silencio.
En el fondo hubiera deseado que me detuviera. Que gritara que me necesitaba, que no hiciera estupideces. Pero ella se ha ido, y ya no tengo barreras en frente de mí.
Subo a la silla, con el collar de soga en mi cuello. Siento como mi respiración se agita, buscando aire.
Cierro los ojos, intentando en no pensar en otra cosa que no sea acabar con esto de una vez. Acabar con mi miserable vida de una vez; no volver a escuchar risas o burlas, no más caras de asco dirigidas a mí, no más susurros a mis espaldas.
Entonces me armó de valor.
Y lo hago.
Dejo que el collar de soga me quite el aire. Mis pulmones empiezan a pedir oxigeno, y aunque siento como todo alrededor empieza a dar incontrolablemente vueltas, no hago nada para ayudar a mi cuerpo.
Entonces, poco a poco, me sumerjo en la oscuridad.
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