La Chica del Parque ( parte 2/2 )

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LA CHICA DEL PARQUE

( PARTE 2/2 )

salieron de su escondite y corrieron hasta los arboles. mientras escuchaban como Martina les llamaba. Martina les estuvo llamando no les veía. Cada vez gritaba más y se estaba enfadando. Conforme se enfadaba,  su disfraz de hermosa chica iba desapareciendo hasta que, desapareció del todo y se vio que era una horrible bruja con una verruga en la nariz y pelos en la barbilla.

-          ¡Malditos niños! ¡Os encontraré y os encerrare! – gritaba la bruja colorada de rabia.

-          Menos mal que hemos escapado – suspiró pedrito

-          Sí, y ha sido gracias al niño que estaba escondido entre los arboles, él nos avisó de la trampa. Deberíamos ir a la ciudad y reunirnos con él, que está escondido en la zapatería. –Dijo mara

Fueron corriendo hasta la zapatería, donde  les esperaba escondido el misterios niño.

-          Hola chicos, me alegro de que hayáis escapado – dijo el niño – Me llamo Juanito, y llevo escondido aqui casi cuatro días.

-          Hola, nosotros somos Mara y Pedrito, los más valientes y los más aventureros, resolvemos problemas y misterios – Contestaron

-          Parece que esto ya no es un misterio, no hay habitantes en la ciudad porque la bruja los ha encerrado a todos. Ahora es un problema, y lo vamos a solucionar.- dijo Mara

Se sentó encima de un montón de cajas y empezó a pensar en una solución.

Al rato, se levantó y le preguntó a Juanito: - ¿dices que llevas casi cuatro días escondido de la bruja?. Entonces por lo menos hace cuatro días que los bares y las pastelerías no preparan comida porque los dueños están encerrados en el patio del colegio ¿verdad?.

-          Pues sí, puede que más de cuatro días, porque yo era el último de la ciudad. –Contestó Juanito.

-          ¡Perfecto!, mi plan seguro que funcionará – dijo Mara.

-          ¿ya tienes un plan para rescatar a todos?, dinos cual es por favor. –Dijo impaciente Pedrito.

-          Veréis, las brujas siempre están haciendo pociones  y bebidas con pelos de gato, arañas y cosas asquerosas, por lo que comen muy malas. Así que vamos a darle un delicioso pastel para ella sola. – Explicó Mara.

-          ¿Cómo? ¿le vamos a dar un rico pastel por haber encerrado a todos en el colegio? – preguntó sorprendido Juanito – Un pastel es un premio cuando haces algo bien, y la bruja ha hecho algo horrible, muy malo. Yo no pienso darle un pastel.

-          No Juanito, no le vamos a dar un pastel, le vamos a dar muchísimos – contestó Mara riéndose. – Le vamos a dar tantos que después de comérselos todos no se podrá ni mover y tendrá que dormir una gran siesta.-

-          ¡Claro!, y cuando esté dormida sacaremos a toda la gente del patio del colegio y encerraremos a la bruja en la cárcel – Gritó Pedrito muy contento por haber entendido el plan.

-          ¡Es un plan estupendo! – Dijo Juanito – vosotros ir a la pastelería a hacer pasteles, y yo subiré a lo alto del campanario para vigilar.

Mara y Pedrito fueron a la pastelería y empezaron a hacer deliciosos pasteles de chocolate, de muchos sabores. Cuando terminaron de hacer pasteles llamaron a Juanito para que les acompañara al parque a dejarlos en un banco.

-          Ahora tenemos que gritar y reírnos muy fuerte, como si estuviéramos jugando y pasándolo estupendamente, para que la bruja nos oiga y venga a capturarnos. Pero cuando se acerque, nos esconderemos  y solo verá los pasteles. Como es muy mala seguro que se los comerá aunque no sean suyos.

Gritaron y rieron tan fuerte que la bruja, que estaba muy lejos, los escuchó, se subió en su escoba y fue volando a capturarlos.

Cuando vieron que la bruja se acercaba se escondieron entre los árboles. La bruja buscó a los niños pero no los encontró. Al final, vio los pasteles en el banco y dijo: - ¡Madre mía, cuantos pasteles! Seguro que es la merienda de los niños, pero ¿Cómo pueden comerse tantos  tres niños?, les van a sentar mal y les dolerá la barriga. –

La bruja se sentó junto a los pasteles a esperar a que los niños fueran a comérselos. Al cabo de un rato, la bruja pensó que podría comerse uno, como había tantos, los niños no se darían cuenta y no se enfadarían porque se hubiera comido un pastel sin permiso. Pero estaba tan rico que se comió otro, y pensó  – Pero si soy una bruja mala, me da igual si no me dan permiso, me los comeré todos, JAJAJA –

Así que se comió todos los pasteles, se comió tantos que le entró muchísimo sueño. Con la tripa llena de pasteles se tumbó en el banco y se quedó dormida.

Cuando la bruja estaba bien dormida salieron de su escondite. Juanito fue al patio del colegio a sacar a toda la gente. Mara y Pedrito cogieron cada uno de un extremo del banco y llevaron a la bruja a la cárcel. Para que no pudiera escapar Mara le quitó la varita mágica, y  Pedrito le quitó la escoba. Luego regresaron al parque, donde les esperaban Juanito y todas las demás personas de la ciudad para darles las gracias y hacer una gran fiesta en su honor.

En la fiesta había pasteles, refrescos, golosinas y esta vez sí que había muchas pelotas de colores. Jugaron, cantaron y bailaron, y a lo lejos se escuchaban los gritos de la bruja enfadada porque  unos niños pequeños le habían engañado y le habían encerrado en la cárcel, de donde no podría salir nunca más.

Cuando anocheció,  era  hora de volver a casa, y Mara y Pedrito  buscaron una puerta mágica para regresar. Como no encontraban ninguna le preguntaron a Juanito, que les dijo que había visto una puerta dentro del árbol donde se habían escondido.

Mara y Pedrito se cogieron de la mano atravesaron la puerta que había dentro del árbol y se deslizaron por el túnel mágico, que les llevó arriba, abajo, a izquierda y a derecha hasta que ¡ZAS!, aparecieron en la cocina de la casa de Mara.

Los niños abrieron la nevera y cogieron leche, chocolate, fresas, azúcar y muchas cosas más para hacer pasteles.

La mamá de Mara entró en la cocina y al ver todo lleno de chocolate azúcar y leche dijo: - ¿Pero que es este desastre? –

-Estamos haciendo pasteles para la bruja, haremos tantos que cuando se los coma tendrá que dormirse una siesta y la encerraremos en la cárcel.

-¿Pasteles? ¿una bruja y una cárcel?... yo creo que acabáis de volver de una de vuestras aventuras. –Dijo el Papá de Mara que había entrado en la cocina.

- ¡Exacto! – Dijo Mara – Nos hemos escondido en un árbol con nuestro amigo Pedrito para que la bruja no nos encontrara.

- Seguro que ha sido increíble – Dijo la mamá. – Os ayudaré a hacer los pasteles y luego nos contáis la aventura tan maravillosa que habéis vivido.

Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado…  Mañana MÁS.

                  Más aventuras de Mara y Pedrito en www.maraypedrito.com


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