Dame sólo un segundo.

La veía... Amanecía caminado por aquella puerta días tras día...
Era imposible no contemplarla y sentir cada golpe; porque ella no te mira, te arrasa; porque no habla, ella te inunda en palabras... 
No puedo explicar cómo me perdía durante días, mirándola desde sus piernas y continuado por su espalda... Y creo que lo sabe, que la busco sonriendo, busco que me siga destrozando con el rompecabezas de su mirada, que no paro de imaginarme mordiendo sus labios mientras me habla...

Mil vidas regalaba por un instante...

[...]

Nos anocheció, nos anocheció en mitad del silencio de un "Tic-Tac", en un silencio oscuro, en un segundo eterno... El corazón se me salía por la boca mientras nuestras miradas se clavaban, y el ansia de deseo se desataba, me gritaba y me apretaba; me ahogaba... Sé que sentía como la desnudaba con mis propios ojos, y yo casi que podía notar cómo clavaba las uñas de sus manos en mi piel... Sentía calor, sentía cómo se entrecortaba su voz, cómo deslizaba su boca en mitad del silencio por cada rincón de mi cuerpo... Y cómo ardía... Cómo nuestra piel estaba envuelta en llamas...

"Tic-Tac"

No fue casualidad.

Cada instante que paso vivo con el recuerdo de aquél... De cómo desatamos, en tan sólo un segundo, una mirada...

Una mirada con todo el fuego que llevábamos dentro...

Pedro M.