La historia del camello que llora
Por Ferngully
Enviado el 07/01/2014, clasificado en Varios / otros
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Y a los ojos de la sufrida madre su hijo no era reconocido. Aquel pobre albino enfermizo y enjuto buscaba alimentarse, mientras su progenitora le daba la espalda por instinto. Pero con pesar en el corazón, poniendo inconscientemente trabas a su supervivencia. Su alma quería salvar a aquella pobre y débil criatura, pero percibía que la naturaleza no entendía de sentimientos y sin saber muy bien por qué, se acogió a los designios del inmutable destino. Sus amos, ignorantes del orden correcto de las cosas, una y otra vez acercaban a madre e hijo, forzando lo inamovible, moviéndose en los límites de lo tolerable, jugando a un juego que ella desconocía.
Muchos días pasaron sin que la tenaz pero abnegada madre diese su brazo a torcer y pese a que tenía la certeza de que era la decisión más acertada, sentía como si su espíritu se ahogase poco a poco en un salado mar de infinita tristeza del que era incapaz de huir o tan siquiera comprender. Sin embargo, un día oyó de unos labios cercanos las dulces palabras de la razón, que como un susurro al oído y acompañadas de la más hermosa música, le mostraron otro camino que con el esfuerzo y la constancia que sólo una madre podía tener esquivarían al cruel destino y otorgarían a su famélico descendiente la oportunidad de ser uno más con la manada, pese a aquella particularidad que le hacía diferente y único entre sus iguales. Un camino de sacrificio, pero recompensado con el más preciado de los bienes: La vida y futuro de su vástago.
Y así fue cómo su espíritu, para evitar ahogarse, aprendió a nadar. Y así fue como su alma alcanzó la libertad de la indulgencia. Y así fue como el camello empezó a llorar.
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