Abigail

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Hacía un año y medio que estaba con Abigail, era la mujer mas hermosa que había conocido, su cabello negro, ojos verdes, su piel blanca como la luna, éramos una pareja feliz, hacíamos el amor tres veces a la semana, siempre tratando de hacer algo nuevo, las poses del kamasutra, sexo anal, juguetes sexuales, lencería provocativa, etc.

Un día volví del trabajo, abrí la puerta de la casa, Abigail no se encontraba, me empecé a preocupar, luego vi un poco de sangre, eso me hizo preocupar mas, no contestaba su celular, no sabia que hacer, preguntándome que le abría pasado.

En el piso había unas pequeñas manchas de sangre frescas, las seguí, afuera habían mas manchas todavía, manchas pequeñas, me empecé a preocupar aun mas, vivíamos cerca de un bosque, las manchas se dirigían hacia adentro del bosque, finalmente me llevo a una cueva, y ahí no pude creer lo que vi, estaba muerta en un altar, su cuerpo estaba totalmente desnudo, empecé a llorar, recordando el amor que teníamos.

¿Porque paso esto? ¿Quien es el responsable?

No tenia las respuestas, la cueva estaba iluminada por antorchas, empecé a buscar pistas, al frente del altar se encontraba una gran imagen de la cabra de Méndez, habían velas negras, un cuchillo en el altar con el que Abigail fue asesinada, al lado del cuchillo un libro, era una especie de libros para rituales, empecé a leerlo, y me di cuenta de lo que paso.

¡Ofrecieron el alma de Abigail a Satanás!

Se me vino una especie de pánico y tristeza.

¿Porque a Abigail?

No podía vivir sin ella, ella era mi alma gemela, sin ella no soy nada en esta vida, en desesperación agarre el cuchillo con la que la asesinaron y me lo clave en el corazón, necesitaba estar con ella, sin ella no seria feliz.

Pude ver toda mi vida siendo recordada, ya estaba muerto, luego vi como me caía a un fondo lleno de fuego, era el infierno, finalmente caí, caí en un fuego salvaje, un fuego sin limites, un fuego eterno.

Era el infierno, donde todas las almas malas sufrían eternamente, el fuego quemaba todo mi cuerpo, sentía un dolor intenso, no se como explicarlo, pero sabia que necesitaba encontrar a Abigail, escuchaba los gritos de todas las almas condenadas, el fuego me quemaba pero yo seguía y seguía caminando, no me importaba el dolor, mi gran dolor era no encontrar a Abigail.

Pude ver como era el diablo, en su trono viendo a todos quemarse eternamente, decidí volcar mi mirada, su imagen me retorcía la mente, camine kilómetros llenos de fuego eterno, mi piel sentía el fuego, pero no me detuvo, sabia que ya no podría volver a morir, finalmente, pude sentir su alma cerca, me acerque mas y la logre ver entre todas las almas sufriendo.

Estaba llorando, sufriendo, no por el fuego, si no porque ella también no podía vivir sin mi, el dolor de perderme, ella también sintió mi presencia, ambos nos acercamos, nos miramos a los ojos, el fuego eterno brillaba en sus ojos, la veía mas hermosa que nunca, su alma tan hermosa, nos abrazamos y nos besamos con una pasión intensa, sin importar el dolor del sufrimiento eterno, no nos importaba el fuego quemándonos.

Nos alejamos de la multitud de almas, encontramos una gran piedra, nos subimos a ella y no nos dijimos nada, empecé a besarla, acariciarla, tocar sus senos, su vagina, sus glúteos, no nos importaban los gritos, solo el momento que sentíamos, ella empezó a hacerme una felación, como siempre me la hacia, el calor infinito del infierno nos favorecía, su piel seguía fina como siempre.

¿Como un ángel como ella se encuentra en este lugar?

Después de chupar tanto mi miembro, era mi turno, ella se posiciono y yo también, me acerque a su hermosa vagina y empecé a saborearla, como se humedecía, hacia círculos con mi lengua en su clítoris, ella gemía y gemía, todas las almas escuchaban, Satanás también, no dejaba de mirarnos, a nosotros no nos importo, después de darme tan magnifico festín decidimos cambiar de pose, ella quería sentir mi pene duro dentro de su vagina toda mojada, empecé a penetrarla lentamente, así le gustaba a ella, y luego mas y mas rápido, haciéndola gemir intensamente, mientras agarraba sus senos, sus pezones duros como piedra, su delicioso culo, no sabíamos cuando parar, simplemente seguimos y seguimos.

No podíamos creer, como acabamos haciendo el amor en el mismísimo infierno, pero no nos importo. Se suponía que el infierno es un lugar para sufrir eternamente, pero no podría estar mas feliz teniendo a Abigail a mi lado, haciéndole el amor eternamente, para mi eso era el cielo.


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