LA ESTUDIANTE MAS RETRAIDA

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Voy en la vía y te veo caminando, se que tu casa queda alejada, me asalta la cordura y trato de seguir de largo, pero la cortesía y las ganas me hacen detener y ofrecerme a llevarte. Sonríes con picardía y subes. Distraído y algo nervioso hablo de cosas triviales: las notas, consejos de que mejores en mi clase. Me indicas que me desvié a la derecha del camino principal. Lo hago automáticamente para encontrarme a los pocos metros con un descampado y un camino sin pavimento, me detengo, sé que no vives por aquí. Te acercas, con confianza con lujuria y siento tu olor, veo tus labios temblar, tu mirada enmarcada por un rostro moreno, los acontecimientos se suceden tan rápido, nuestros labios aprisionándose, mis manos recorriéndote con ardor. Me detengo un instante y te contemplo, ahí estas, delgada, con senos pequeños pero firmes, de tez sumamente bronceada y esa sonrisa incitante que siempre me ha cautivado desde la primera fila de clases, con un rostro enigmático un cuerpo perfecto de largas piernas y definidas curvas, enfundadas en uniforme oscuro. “Bésame, no pares” son tus primeras palabras en este duelo lacónico que hemos mantenido por casi un año y que no pensé que llegara a tanto. Bajamos del auto y del lado del chofer te recuesto contra la carrocería, ya no razono solo hay pasión; bajo por tu cuello eliminando las trabas de tu blusa y sostén, mientras mis manos y boca degustan con fruición tus pechos perfectos que ante el contacto se han endurecido. Gimes y me aprietas mientras tus manos instintivamente buscan vencer la barrera de mi cinturón y desabrochar mis tejanos. El recorrido de besos y lametones baja por tu pecho a tu ombligo el cual penetro con mi lengua un momento bajando hasta tu pantalón que ya está vencido por mis manos y cae por tus piernas. Ahí estas solo con un trozo de tela que cubre tu sexo, respiro tu aroma, estas muy húmeda, depiladita, sudada, aparto la tanga que llevas y someto tu rico y redondito trasero mientras deslizo tu diminuta tanga. Con la punta de la lengua paladeo tu concha y un estremecimiento te recorre integra como un terremoto visceral y con voz apagada dices “ay papi, si”, te recorro de arriba abajo hasta legar a tu ano y sentirlo contraerse, aprietas mi cabeza contra ti. Me incorporo y aparto mi ropa, mi pipe sale disparado, lo recibes en tu mano y lo conduces a tu húmeda cuca que tiembla al recibirlo. Te tomo por las piernas y contra el auto lo hacemos sin medir las consecuencias en un frenesí que nunca he experimentado. “dame dame, mas, mas, no pares mi profe, clávame toda, mete tu pipe hasta las bolas” dices entre gemidos que me excitan aun mas, mientras pasas tus piernas por mis caderas y te sumas al ritmo del vaivén. Los besos van y vienen, no puedo dejar de manosearte, de mamar tus tetas, el ritmo aumenta, te mueves con desespero, lo hemos deseado tanto en silencio y de repente explotamos en un delicioso orgasmo que te llena toda. Nos besamos. Acomodamos nuestra ropa en medio de carisias y besos que hablan por sí solos que esta no es la primera y la última vez con Yurvelys mi más retraída alumna.


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