Dulce niña abandonada,
inocente desafortunada.
Muestro gran admiración
por con quien devoción
te presta toda su atención.
A un rostro feo,
no puedo.
A un rostro feo,
no quiero.
Mis ojos huyen al ritmo
de tu dulce movimiento,
sediento este y hambriento,
de amor y acogimiento.
Por fin llamas mi atención,
con gracia y excitación,
mientras escapo en otra dirección,
evitando la situación.
A un rostro feo,
no puedo.
A un rostro feo,
no quiero.
Eres una niña inteligente,
valiente, que no deja indiferente
a la gente.
A un rostro feo,
no puedo.
A un rostro feo,
no quiero.
Con una belleza interior,
que aflora al exterior,
dotando de esplendor
todo a tu alrededor.
Con esos ojos despiertos,
que siempre miran atentos.
Y una sonrisa rota
que espontánea siempre brota.
A un rostro bello,
me debo.
A un rostro bello,
quiero.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales