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Armóse de coraje y jactóse profundamente del aire de la victoria entrante. Inclinóse su cuerpo y preparóse para desenvainar su espada y desparramar sangre. El sol asomóse en ese mismo instante en que las nubes lloraban mientras el pobre e indefenso animal era descuartizado sin piedad. Jamás lamentóse; tenía tres bocas que alimentar.
mna
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