¿En el metro?

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Desde que recuerdo siempre había considerado el metro como algo tedioso y de lo más fastidioso, pero un (muy) buen día aprendería que también es un transporte muy divertido y (sobretodo) erótico.

Regresaba de un largo día de clases y servicio social, estaba muy cansada y sólo quería sentarme pero no, nunca hay lugar en el transporte y menos en la hora y pico que iba; así que resignada sólo me acomodé cerca de un barandal para agarrarme y permanecer cerca de la puerta. Por lo regular acostumbro a subirme en el área de mujeres porque siempre había escuchado lo tentones que son los hombres y eso me incomodaba realmente. Ese día no fue diferente.

A la estación siguiente subieron muchos hombres a ese vagón y yo que me encontraba cerca de la puerta quedé rodeada de todos ellos. No sabía para donde moverme. Sólo los observé a los que tenía a lado y enfrente con cara de no se atrevan a tocarme idiotas, pero no veía al de atrás. Sólo ponía los brazos para mantener la distancia. Últimamente los viajes en el metro son muy lentos así que ya estaba resignada a que se me haría eterno el viaje. De repente empezó a moverse el vagón y a frenar de forma muy brusca por lo que todos los de mi alrededor aprovechaban para rozar alguna parte de mi cuerpo. Ese día llevaba una blusa negra que aunque se supone que no es escotada, a mí por el tamaño de mis senos suele quedarme un poco más abajo y como no soy muy alta, la vista que tenían esos hombres era panorámica. En una de esas se detuvo el tren y los de mi alrededor empezaron “acomodarse mejor” para no estar tan apretados, pero todo era en vano. Sentía tres bultos, uno por atrás y dos a mi costado. Ya para ese entonces estaba resignada a que de ahí me iría toda toqueteada, por lo que sólo disimulaba mi agrado, cerraba los ojos por ratos. De repente el bulto de atrás empezó a crecer de manera considerable y lo sentía ya más entre mis nalgas, yo paraba más el culo (que es bastante redondo) y él pudo percatarse de eso por lo que segundos después agarro mi cinturón y me jalo hacia él. Empezó a tallar sus dedos en mi vagina pero sobre el pantalón, no supe cómo ya me tenía rodeada por toda mi cadera, intento abrir el cierre pero no lo dejé. El hombre de mi derecha empezó a respirar más profundo y me empezó a hablar a mi oído. Me decía “que rica estás, que no te haría, que buena estás, quisiera cogerte aquí” y todo eso hacía que me prendiera más y más, ya estaba bastante húmeda. El hombre de atrás ya no le era suficiente el restriego de su pene sobre mis nalgas, quería probarme así que intento abrir otra vez mi pantalón y lo consiguió. Hurgó entre mi tanga, la hizo a una lado y empezó a meter uno a uno sus dedos. Mis movimientos eran menos discretos y yo ya quería gemir de placer. Empezó a caminar el tren y la verga de atrás ya estaba durísima… no podía ver quién tenía tan buen paquete, sólo en el reflejo de la puerta podía notar que era un hombre como de 30 o un poco más. De repente sacó la mano y me empujó hacia delante y yo hacía fuerza hacia atrás para no chocar con el señor de enfrente por lo que se sentía más duro...ya no éramos nada discretos . De nuevo una mano buscaba otra vez mi vagina ya muy húmeda pero esta vez era diferente, era más grande y más ruda. De repente el hombre de la izquierda estaba sonriendo y pude notar que era su mano. Él no se conformaba con dos dedos, además quería arrancarme la tanga, la jalaba y me lastimaba por lo que detuve sus intentos. Debido a que estaba con el cierre abajo y mi ropa desacomodada decidí no bajarme en la estación que debía, por lo que me esperé una más que era la base y así regresarme en el mismo tren. Nunca hubiera imaginado lo que pasó después.


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