De solo evocarlo se me agita el cuerpo y se me acelera la respiración. Estoy en bragas y con una franelilla pequeñita mientras tecleo escribiendo lo que me ocurrió, los recuerdos hacen que un persistente calor aflore a mi vientre y me devore por dentro.
Estaba saliendo mal en el semestre y necesitaba ayuda en cálculos, mi hermana mayor consiguió que uno de sus colegas me ayudara. Hace una semana me llevo a su casa y me presento. Es un tipo agradable, alto fornido de buen vestir ejecutivo, me impacto la calidez de su voz y el contacto de su tibia mano al saludar. Inmediatamente nos pusimos a trabajar, estaba concentrándome en la explicación pero su proximidad me sacaba de onda. En eso llamaron a la puerta y resulto ser otra estudiante que venía por explicación de química creo yo. Nos presento, se llama Alicia y mientras yo resuelvo un ejercicio él le explicaba. Pude observarla: de falda a cuadros, camisa blanca ajustada zapatillas y medias blancas hasta las rodillas con un lazo en el borde.
Suena el teléfono y mientras el profe atendía en la cocina ella me saca conversación. Lo básico que estudias, cómo te llamas, tienes novio. Cuando me toma de sorpresa la pregunta:
- ¿Te gusta verdad?
Trato de pensar rápidamente, ¿será que se me nota en la cara? Es tan obvio? Estoy por contestar cuando ella se responde a sí misma.
- Tranquila, es natural a mi me encanta. No creas que estudio en un colegio de monjas, me visto así para coquetearle y provocarlo más, si quieres lo compartimos.
No sé que responder ahora, la sangre se me hace hielo en las venas. No se si salir corriendo que decir, mis pensamientos se deben notar en mi rostro porque ella muerde el lápiz y sonríe con malicia.
La clase sigue rutinaria luego de la llamada y culmina una hora más tarde. Quedo de ir al siguiente día; mis sentimientos son encontrados ante los comentarios de esta zorra, hay algo que me asusta pero a la vez me excita. Al otro día ella no va y todo transcurre con normalidad. Luis (así se llama el) es atento, bromea conmigo y le entiendo perfectamente. No puedo evitar sonreír, aunque siempre recordándola a Alicia. En la siguiente sesión ya a la mitad aparece ella. Trae una botella de vino. Luis la recibe sin chistar y solo dice: la voy a poner a enfriar. La sesión termina unas dos horas más tarde y al despedirnos el dice.
- casi olvido el vino, una copa chicas para relajarnos.
A partir de ahí los eventos se precipitan el mundo me parece explotar en una serie de eventos que me eran desconocidos. Tomamos vino y conversamos alegremente, el es encantador, a pesar que Alicia le coquetea descaradamente el parece tener solo ojos para mí. A la primera botella sigue otra, y la conversación se torna algo intensa al tratar sobre parejas, sexo y gustos particulares. El me dice que le encanto que mi piel morena le fascina, a pesar de ser tan directo me encanta, pero en eso Alicia da un suspiro y comienza a tocar su entre pierna, inmediatamente noto que el bulto en su pantalón crece. Sin mediar palabras la toma y la sienta en sus piernas mientras con fruición la besa intensamente en la boca. Veo sus lenguas ir y venir mientras él le arranca la blusa y deja al aire sus blancos pechos que acto seguido succiona con deleite. Me quedo congelada, por mi cerebro no cruza ninguna idea solo observar desde el sillón del frente.
Sube su falda manoseando las nalgas de ella, llega al diminuto hilo y de un jalón lo arranca, ella gime, mientras él la arroja sobre el sillón y abre sus piernas. Estoy tan cerca que siento el olor de su concha súper húmeda, diría yo que bañada de liquido. Coloca sus dedos a ambos lados de sus labios y la abre al tiempo que mete su lengua y llega hasta su botoncito rosado: Alicia gime y fija su mirada en mí, mientras como una gata en celos exclama.
- Así papi así mámame la cuca como a mí me gusta, quiero correrme en tu boca como la puta que soy, si así.
Ella gime y aprieta la cabeza de el contra su sexo mientras sus piernas se abren aun mas. No lo puedo evitar mi fruta se ha mojado toda y mientras ella cierra los ojos en un orgasmo que la hace temblar mi sexo chorrea como si ella me hubiera contagiado ese enorme estremecimiento que la sacude.
Recuerdo y mi cueva se moja mientras tecleo ya el calor es demasiado intenso. Continuara.
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