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Llegaba la noche y era su momento: se divertía creando escenarios escalofriantes y retorcidos a su hermano pequeño, mientras el agarraba su brazo temblando y la miraba con atención. Ella dormía y el vigilaba cada esquina de la habitación: perfecta agonía.
Dedicado a mi hermana, que tantas noches abrió mi mente a un mundo nuevo.
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