jazmines en flor parte I
Por Caliope27
Enviado el 08/02/2014, clasificado en Amor / Románticos
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Era su cumpleaños número 39. Al volver a su casa sabía que escena la esperaba. Los niños dormían, su marido se encontraba arrellanado en su sillón preferido. Cuando ella se acercó, él la contemplo con un gesto indiferente, sin la intención de saludarla. Sus ojos se posaron en el pequeño jarrón de la mesa ratona adornado con jazmines frescos, desplegando ese sutil aroma que le encantaba.
Francina se dirigió a la cocina para preparar su cena. Escucho los pasos de Salomón y tomo valor para enfrentarse una vez más, como cada año, como cada cumpleaños
Desde el momento en que Sofía inicio una relación, la amistad que las unía cambio parcialmente. Ya no frecuentaban juntas los mismos lugares y la mayoría de las conversaciones se referían al novio perfecto que aparentaba ser Leonardo.
Una noche, la pareja invito a una cena especial a Franci, como era su sobrenombre en tiempos pasados. Sin demasiado interés por asistir, acepto. Para la ocasión vistió con unas prendas simples y poco se preocupó en arreglar sus cabellos o arreglarse con algo de maquillaje. Cuando llego a la cita, se arrepintió completamente de no haberlo hecho.
La velada fue especialmente organizada por los novios para que sus dos amigos más allegados tuvieran la oportunidad de conocerse. Julián era un adolescente de poco trato social, aficionado al estudio y alejado de las costumbres de la gente de su misma edad. Sofía había dudado que él pudiera ser un buen partido para Franci, pero al observar como charlaban entretenidos de temas que solo ellos podían comprender, desistió de la idea de que todo podría arruinarse.
Después de unas pizzas y algunas cervezas, Julián se ofreció a llevar a su posible pretendiente hacia la casa. Una vez en camino, Francina cambio por completo su gesto y habló con seriedad.
-Fue una cita arreglada, ¿vos lo sabias?-´rejunto-
-No. A mí también me sorprendió y no me agrado, pero la charla estuvo bien-contesto Julián.
-Sí, es cierto-
-Sin embargo, tu cara no me dice lo mismo-
Ella no volvió a pronunciar palabra alguna hasta despedirse. Los días siguientes, pensó seguido en aquel chico que tanto se diferenciaba de sus gustos varoniles. Paso un tiempo para que admitiera que la había conquistado de él esa parte suya que poco dejaba ver a la luz: también amaba el conocimiento y aprender más y más era un placer que pocos lo comprendían. En cambio, entre sus pares conversar acerca de esto resultaba ser un deber imposible y prefería a referirse a otros temas, chicos, moda, amoríos.
Una mañana antes de que finalizara el horario escolar, Francina dio vuelta su cabeza y observo por unos segundos a Sofía. Ella respondió a su mirada inquietante y en voz baja le pregunto qué ocurría.
-Me encantaría que organizaras una cena con tu novio y ese chico, el de la otra vez-
Sofía sonrió alegremente y acepto de inmediato la propuesta
Graciela se sorprendió de la inesperada llegada de su hija y sus nietos a altas horas de la madrugada. Con prisa, preparo dos camas para que los pequeños pudieran continuar durmiendo. Luego, cuando la calma volvió a la normalidad, se sentó junto con Francina en el salón de estar para enterarse de lo ocurrido.
Salomón había discutido con su esposa. Ella había intentado de todas las maneras posibles que él comprendiera lo que sucedía, cada año, cada cumpleaños. Le afirmo que no era un acto de maldad, un propósito de que ese hombre arruinara el matrimonio. Sin embargo, agotado de la misma excusa absurda, aumento su tono de voz, dejo que su rencor aumentara y produjo finalmente la soledad de la casa, él con todo y a la vez sin nada
Ya era fines de verano. La relación amorosa entre Francina y Julián fue madurando al comienzo del verano. Hacia un tiempo que ya compartían salidas, cenas, reuniones con amistades y familiares. En el último tiempo, habían pensado en concretar su amor de otra manera más íntima. Ambos se mostraron interesados por organizar la velada ya que sería su primera vez, la primera vez de los dos, que debía ser perfecta e inolvidable.
Sin embargo, tantos planes por realizar dieron paso a la espontaneidad del momento. Un momento que se brindó bajo el jazminero del patio trasero. El jardín estaba repleto de flores, pero el preferido de Francina era el jazminero. Bajo de él, acostados entre las hierbas, olían como el aroma de la flora los cautivaba.
La noche estaba estrellada, trataban de descubrir algunas de las constelaciones. Entre medio de risas y palabras, los besos se fueron dando en aumento. Francina había recibido la boca de su novio con ganas, él yacía sobre ella y la acorralaba con sus brazos. De a poco sus manos acariciaban cada parte del cuerpo femenino, con un gesto de suavidad, pero a la vez impulsado por el deseo.
Las ropas fueron siendo desparramadas por los pastos, la desnudez iba en aumento. Los suspiros conquistaban los oídos de la muchacha, que se dejaba llevar con plena libertad. Cuando sintió entre sus frágiles piernas el calor de otra piel, sus nervios la traicionaron. Se sentó de inmediato y sus ojos se cerraron al descubrir al intruso que anhelaba entrar dentro suyo.
-No puedo-dijo.
Julián tomo uno de los pimpollos de la planta. Suavemente, se lo coloco entre los cabellos rubios de ella. La miraba fijamente a sus ojos, expresándole todo el amor que le tenía.
-La belleza de esta flor es poca en comparación de la tuya. Te amo con el alma-afirmo él.
El corazón de Franci comenzó a latir con fuerza, era el amor que la invitaba a concretar el acto de su mayor expresión. Entendió que nada debía de temer, que esa noche era la noche planeada, que ese instante nunca volvería a suceder con ese encanto especial.
El jazmín, los suspiros, un leve quejido dos en uno y la eternidad figurada en un solo ser
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