Amor de verano.

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El roce de su piel, es que me volvia loca, me hacia imaginar mil cosas. Olores, sabores, texturas, algo nuevo, todo se asemejaba a la aventura, al peligro. El dulce sabor de la agonia.

Provocaba con sus palabras mas de lo que creia, de lo que creia el y de lo que creia yo. Era un juego de seduccion, muy simple pero complejo. Todo, desde el mas minimo roce de sus manos con las mias provocaba sensaciones.

Él me llamaba interesante, motivante. No sabia que lo unico que interesaba y motivaba era el, con todos sus peros y sus porques. No habia reglas, no pensaba, se habia vuelto algo instintivo. Ya no era la provocacion friamente calculada que generalmente me caracterizaba. Ahora era un juego de azar, y nada dependia de mi, todo dependia de ambos.

Todo era como el me habia dicho, "cuando seas mayor no solo se enamoraran de ti porque, vaya, si que eres hermosa. Sino que se enamoraran por lo que tienes aqui arriba, tu cerebro". Yo eso lo estaba comprobando, con el. Cada palabra que emanaba de su mente me llenaba, no se de que, pero lo hacia. Al extremo de que al leer sus notas me hiciera llorar.

Era disfrutable hasta el mas minimo segundo, en el que nos quedabamos congelados y yo miraba su boca, alli, suspendida delante de la mia acechando un beso voraz.

Ya las ultimas horas que pasamos juntos intentaba autocontrolarme, sabia que si no lo hacia sufriria. Siempre he sido una chica arraigada a mis sentimientos, y cada uno de ellos los vivo a flor de piel. El me llamaba de lagrima facil, no comprendia lo duro que era para mi dejarlo ir. No es que fuese a sufrir toda una vida por un amor imposible, porque eso ni siquiera llegaba a ser amor. Es que ambos odiabamos dejar cosas sin terminar. Nos habia quedado algo pendiente y no podia dejarlo alli, colgado de una cuerda, como si no me importase.

Los ultimos minutos fue todo una agonia. No podia besarlo, no podia mirarlo, rozarlo, verlo. Todo me dolia. Me molestaba tener que abandonarlo, tener que decirle hasta nunca. Un abismo nos distanciaba, en kilometros y en tiempo. No sabiamos cuando volveriamos a vivir esto, no sabiamos cuando volveriamos a encontrarnos.

Me confeso que la voz de su consciencia ya habia pasado a ser la mia, que no podia librerse de ella. Que buscaba chicas argentinas solo para no separarse del "absurdo acento". No sabia que me pasaba lo mismo, que mis pensamientos eran suyos.

Nuestra aventura era mas divertida porque olia a peligro. Yo era su musa, su dama de las propuestas indecentes.


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