Denunciar relato
Ya desde pequeños les imponemos reglas absurdas, censurando su libertad y su inocencia. No nos damos cuenta que sin esa censura el mundo sería infinitamente mejor.
Adoro la infancia y amo a las personas que, siendo ya mayores, han sabido conservar esa parte de locura que se tiene cuando se es niño.
Un niño es locura, en el buen sentido de la palabra, mezclado con inocencia y espontaneidad. Un cóctel que no todos sabemos digerir.
Lo único que deberíamos enseñar a un niño es el respeto al semejante, porque, ¿qué hay de malo en todo lo demás?
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