Árboles bailando sobre la tierra
Con el viento como animador
Aletean las hojas viejas
Surcando el cielo con pasión
Los lindos pájaros se acurrucan entre las ramas
Durmiendo plácidamente bajo una fresca noche
Esperan al perezoso amanecer del Sol
Para despertar y canturrear a la naturaleza
Los tupidos conejos vagan por la pradera
Acariciándose contra la verde hierba
Con aire jovial avistan la eterna campiña
Que cubre con mesura a las apáticas piedras
El río, continuamente impredecible
Corre nervioso mojando a los estériles guijarros
Que a su vez, ruedan para adentrarse en la esencia del cielo
Y navegar a un lugar, incierto, difícil de predecir
Las flores tiñendo las faldas del monte
Son hermosas y a la vez delicadas
Como la vida que respiramos
Como el primer beso, entre tú y yo
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