Oficina
Por MARIA MARTA COSTANZO
Enviado el 22/02/2014, clasificado en Amor / Románticos
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Lunes: Si me mirara otra vez de esa manera, tendría que mudarme de escritorio. También podría bajar la vista. Pero no soy de intimidarme con las miradas. De hecho me siento desafiada, si vuelve a mirarme de esa forma, voy a sostener la mirada hasta que se canse, hasta que le de vergüenza. Hasta que se sonroje, como yo me sonrojé, soy capaz de enseñarle el tajo de mi falda para que deje de intimidarme. Yo también puedo ser atrevida.
Son las tres de la tarde, no ha vuelto a mirarme. Pasé por su escritorio, para ir a buscar mi café. Busqué en el archivo frente de su escritorio y lo rocé adrede, disimule pidiendo disculpas, las cuales aceptó con la cabeza baja.
Le mandé un e-mail de una cuenta falsa, lo vi sonreírse. Le hice preguntas laborales mirándolo fijo, me respondió sin sostenerme la mirada.
Cinco de la tarde, no establecemos contacto visual, queda una hora y me marcho a mi hogar.
Si me mirara otra vez de esa manera, le sonreiría y mañana tendría que mudarme de escritorio.
17:45hs vuelve a mirarme de esa manera, le sostengo la mirada y sonrió, se sonríe me advierte que mañana tendrá que mudarse de escritorio si no acepto tomar un café con él.
Martes: Tomamos café juntos, llegamos a la oficina por separado, anuncian mi traslado al piso 15.Nos despedimos cordialmente.
Llega un e-mail a mi cuenta falsa. Agradezco me hayan trasladado al piso 15, está al tanto de todo no podría haberle sostenido la mirada, y podría considerar enviar mi renuncia.
17:45 entra al piso 15, me mira de esa manera, le sonrió y sostengo firmemente la mirada, se sonríe y advierte que si no acepto cenar con él debería enviar su renuncia.
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