Valla noche

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El saber que toda esa horrible situación había sido solamente un grupo de escenas oníricas creadas por su cerebro. Ese día se despertó con un buen humor, miraba todo con esplendor, el desayuno tenía un mejor sabor que el que recordaba días pasados, todoera mejor.

Cuando alguien se encuentra en una experiencia cercana a la muerte mira todo de forma diferente, adán solo había  soñando que era asesinado por un hombre el cual se hacía llamar Román y quien le decía que no tenía ninguna razón lógica para matarlo, simplemente lo quería hacer. En su sueño, adán se encontraba en el interior de una casa, donde un hombre lo seguía. Intento huir, al fracasar intento ocultarse detrás de la puerta de una habitación la cual no reconocía, era una casa grande, las paredes pintadas de un color negro, dignas de una escenografía de una película de terror. El hombre lo encontraba, le ataba las manos y lo llevaba a otro lugar a otra habitación en donde solamente había una silla, esta estaba clavada en el piso, el cual tenía un grupo de figuras, signos y algunos escritos, no intento leerlos, estaba completamente aterrado para ponerse a pensar. El hombre lo ato a la silla.

                -No lo tomes personal- dijo el hombre

El hombre cerró la puerta, la habitación estaba oscura, solo unos pequeños rayos de luz que entraban, por una ventana que estaba sobre el techo. Era ilógico, una ventana sobre el techo, aun asi adan no pudo caer en cuenta que se trataba de un sueño.Miro a su alrededor, lo poco que alcanzaba a distinguir eran pentagramas y estrellas de David, el hombre no había ningún ruido, parecía estar preparando algo.

Vistiendo completamente de negro, con una gabardina que llegaba casi a sus tobillos, guantes color negro, si rostro no era visible debido a que el sombrero que usaba tapaba el reflejo de luz que entraba, su vos era ronca, adán no pudo reconocerla ni pensar en alguien a quien se aproximara su tono.

                -Porque hace esto- pregunto al fin Adán.

El hombre no contesto, solamente siguió con lo que estaba haciendo, ahora adán estaba gritando, el hombre comenzó a reír.

                -Suélteme!- gritaba adán lo más alto que podía, esperando ser escuchado fuera de la casa

                -Ayuda! Por favor Ayuda!

El hombre seguía riendo, le parecían divertidos los gritos de desesperación de su presa.

              Al fin el hombre giro y se puso frente a adán, en sus manos tenía un par de cartas, no eran cartas comunes, solo un par de cartas color negro.

                -A un lado de estas cartas esta tu destino Adán- dijo el hombre, su rostro aun no era visible – tienes que elegir, Vives o mueres, dependiendo de tu elección.

Adán no quería ser parte de un juego de un asesino sádico, lo ignoro, siguió gritando pro ayuda, mientras intentaba liberarse de la silla, algo que le fue inútil.

                -el tiempo avanza Adán, si no elijes tú, lo hare por ti –

Adán se quedó en silencio, tenía que entrar al juego, tenía las mismas posibilidades de morir que de vivir, eso solamente en caso de que fuera real, pensaba que quiso las dos cartas eran de muerte y el hombre solo estaba jugando con él.

                -Me llano Román, pero creo que ya nos conocemos, y muy bien.–

Adán intento hacer memoria pero no podía recordar en absoluto a Román, no podía ver su rosto para hacer una imagen y compararla con la gente que conocía. No sabía que hacer, ahora estaba llorando, tenía que elegir, y muy probablemente elegiría su muerte.

                -¿porque me haces esto?-

Román no contesto.

                ¿Por qué haces esto?!! 

                -Elije- dijo Román.

Adán con sus ojos cerrados, extendió su brazo temblando y tomo una carta, no quería mirarla sabía que era su muerte, pero ya había elegido, alejo la mano de Román, la puso frente a él y abrió sus ojos. Espero un poco para que sus ojos se adaptaran a la oscuridad y miro la carta. Muerte, el hombre tomo en sus manos un mazo y se acercó a Adán.

                -No es personal- dijo conteniendo la risa.

El sonido del mazo al acercarse a su rostro fue casi perceptible aun despierto, agitado, sudando con su corazón latiendo tan fuerte que podía escucharlo. Adán se levantó de brinco de su cama, respirando rápidamente, tenía un dolor de cabeza terrible. Inmediatamente después de despertar comenzó a pensar en ese sueño, había sido tan real, tan vivido, le era difícil sacarlo de su mente.

Así paso la mañana pensando en su pesadilla, se bañó, y todo comenzaba a mejorar, en verdad  estar cerca de la muerte era una experiencia que camba la vida, aun cuando no era real, para el sentía como lo hubiera sido, era como atravesar por una crisis existencial y decidirse a vivir la vida como si estuviera muriendo cada minuto, que estaba haciendo mal, que estaba dejando escapar.

El camino al trabajo fue tranquilo, manejando en su auto escuchando la música que solía escuchar todos los días, no había mal humor, no había más dolor de cabeza. Llego saludando amablemente como era común. Y miraba los rostros de sus compañeros.

                -Te estuve llamando anoche – dijo Marcos, su jefe

                -Estaba en casa, ¿marcaste a mi casa o a mi celular?

                -a las dos partes, necesitaba que me entregaras el avance del proyecto que tenemos en puerta-

Era raro, adán había estado en casa toda la noche, no tenía ninguna llamada perdida.

-          Estuve en casa –

Marcos rio, no pareció creerle del todo su historia.

                -No tienes que mentirme Adán, no te preocupes si saliste, yo tampoco te dije que tenías que mandarme el avance, solo hay que comenzar de nuevo ¿está bien?

Adán estaba confundido, su jefe no creía que estaba durmiendo, inclusive pensaba que había estado de fiesta en lugar de estar trabajando en lo que tenía que hacer, sabía que era algo importante.

-Mire marcos, no sé porque piensa que he estado de fiesta, no entiende este proyecto igual de importante para mí como lo es para usted.

                -Perdón Adán, no quería molestarte, es que anoche que te me contestaste el teléfono de una forma muy extraña, si estabas ebrio no es mi problema, simplemente no trates de engañarme, reconozco tu voz al teléfono.

Ahora era extraño, el celular de adán había estado en su buro toda la noche, nadie había llamado, seguramente se había equivocado.

     -lo más probable es que marco mal-

       -contestaste tú, diste otro nombre, y hablaste de tu en tercera persona.  Me dijiste  que si era tu teléfono, y que estabas ocupado en ese momento-

     -¿dije quién era?-

     Dijiste que tu nombre era Román.

La imagen del rostro del misterioso hombre era ahora visible, era su propio rostro, su sonrisa retorcida, lo que ahora no entendía era quien era la víctima.

Y entonces lo recordó. Era Ella.

Adan volvio a reir, y regreso a trabajar, comenzo a sentir el cansancio, despues de todo habia sido una noche ocupada.


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