El buzón
En mi portal todavía se admite publicidad. He pasado varios días fuera y esta mañana, cuando he llegado a casa he abierto el buzón y el bosque, transformado en papel, ha salido violentamente y me ha empujado hacia el ascensor cuya puerta estaba abierta. He caído en el claustrofóbico recinto cuando algún vecino lo impulsaba hacia arriba. Hemos llegado al tercer piso y
.mientras intentaba levantarme ha entrado la espectacular vecina del B y me ha pillado en una posición innoble
Hola Okamamé, ya has recorrido todas las tascas del barrio.
Bueno, no, es que...
Volvemos a la planta principal, nos lo anuncia la sugerente voz del altavoz, y se abre la puerta. Mi vecina, aturdida por el espectáculo del portal, se despide con cierta ironía.
-Okamamé, cuídate...
He recogido toda la propaganda y la he arrojado en el contenedor correspondiente, supongo. Quedaba una carta y me la subí a casa, una vez repuesto.
He abierto el sobre ilusionado, ya casi nadie recibe cartas. ¡Vaya chasco!
Me aconsejaban revisarme, eso sí gratuitamente, la audición.
Mi indignación estaba por las nubes. ¿Cómo saben estos buenos señores que ya tengo problemas de audición?
Ah, claro, por mi edad.
¿Cómo sabían mi edad?
No acaba la sorpresa, en el mismo sobre había otra carta. ¿Ve usted bien? Después de una operación de cataratas conviene revisarse la vista, también gratuitamente.
¿Cómo han sabido que me acabo de operar de cataratas?
Opté por bajar a la calle y en esta ocasión sí recorrí todos los bares del barrio.
¡Sin oír! ¡Sin ver!
Okamamé:www.okamame.com
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