Haciendo el amor con el sol

Descubrí que mi pasión es sentir. Aquella tarde en la que me entregué al sol, no pensaba. Solo sentía. Sentía, el sol iluminando mi alma, cegándome, haciéndome mirar con el corazón. No quería dejar de sentirlo, quería ser uno con él, ser el sol, escondiéndose entre las montañas, bañando de ese naranja amarillento el pasto, las piedras, mi ser. No estaba sola en ese monte, el sol me acompañaba, besaba mis párpados. Caminaba sin ver, sólo sintiendo. El viento barría los cabellos que se interponían entre mi rostro y el sol. Sentía que volaba. Nada malo me pasaría, el sol estaba protegiéndome, con su calor, con su luz; estaba abrazándome, haciéndome el amor.