El último despegue.

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Caminar por la pista hacia el transbordador era simple, mis oportunidades de hacerlo fuera de una misión eran altas. Cada vez que necesitaba horas de tranquilidad luego de extensos estudios y procedimientos, me dirigía hacia el. Aquella maquina que más bien era una bomba controlada, generaba dentro de mi alma un furor de paz que se tornaba un poco inquietante a veces, pero era sólo observarlo. Solo así me sentía vivo.

Una misión estaba programada para dentro de dos meses, donde mi tripulación y yo debíamos probar nuevos trajes que la Nasa venía desarrollando hacia unas decadas. No sentía ya el nerviosismo y exaltación de las primeras misiones encomendadas, pero no me  preocupaba en absoluto. Mi deber como "spacewalker" (termino que usabamos en nuestra tripulación para darle un significado mas divertido a Astronauta) era como cualquier otro. Difícil de creer, ¿pues cómo comparar a un astronauta con un simple mecánico?.. Mucha gente sostiene eso, pero si uno supiera en verdad lo que un astronauta hace, se daría cuenta que no es más que un simple mecánico que debe trabajar.. En órbita claro..

El día del despegue llegó sorpresivamente rápido, sin preguntar, como un niño malcriado que se adentra en casa ajena y comienza a revisarlo todo. Mis emociones esta vez estaban algo turbias, supuse que el traje experimental me inspiraba alguna clase de desconfianza.. De ser así debía meditarlo en las últimas horas que me quedaban. 

La marcha hacia la torre que nos conduciría a la bella bomba controlada era emocionante, las familias a los costados que lloraban como en todas las misiones, y los mismos técnicos que nos acompañaban hasta el último segundo sin parar de dar indicaciones y datos relevantes para llevar a cabo la misión, daban a cada uno de los tripulantes, incluido yo, una indestructible sensación de orgullo. El riesgo siempre era mayor a la seguridad, era un hecho al que viviamos acostumbrados..

Todo estaba en su debido lugar, nosotros en nuestros asientos que apuntaban hacia el cielo y la cuenta regresiva que ponía nuestra adrenalina en funcionamiento óptimo. No había pensamientos en nuestras mentes, ni palabras que decir. Solo el procedimiento y la máxima concentración.

- Despegue en 10,9,8,7,6 Ignición de motores primarios, 5,4,3 motores secundarios a punto, 2,1, despuegue. La vista es preciosa Centauri, ¿Cómo se ve desde ahí? Aquí Houston.

- Como todas las veces houston, cielo despejado y mucha vibración - Contesté soltando una leve risa burlona -

- Comprobando presión de combustibles - Dijo la teniente Miller mientras tecleaba unos comandos en su terminal -

- Velocidad estable y rumbo 751, estableciendo parámetros de derivación atmosférica en cabina principal. - Agregó el ingeniero Hatfield - Preparen el culo para las sacudidas - Finalizo riendo mientras el transbordador comenzaba a sacudirse ligeramente fuera de los limites aceptables.

- Johonson, verifica los sistemas de dirección y la causa de tantos sacudones. - Ordené -

- Si señor. - Luego de unos instantes agregó - Parece que el cohete externo de la izquierda está causando vibraciónes anormales en el anclaje, todo lo demás en correcto estado.

Los demás miembros de la tripulación se mantenían en su tarea específica, dando los detalles necesarios y tecleando comandos en sus terminales.

En unos segundos se soltarían los cohetes externos, me sentía un poco preocupado por el anclaje del cohete izquierdo. No parecía estar funcionando correctamente, de todos modos no generaba un peligro para la misión.

- Aquí Centauri, cohetes externos liberados en 3,2,1.. Un abrupto sacudón sacó de rumbo la nave, de manera tan violenta que mi cinturón se desgarró en la base y fui catapultado hacia un costado, impacté con tal fuerza en uno de los instrumentos que este colapsó. Sin dar respiro se dieron multiples explosiones por debajo del casco de la nave. Entre tanto me aterraba y rebotaba por doquier, pensé en ese maldíto cohete, causante de todo el desastre. Intenté aferrarme a algo pero cada explosión me sacudía aun más. 

Los demás miembros, algunos en sus sillas permanecían inmóviles por el terror y las violentas sacudidas mientras que otros, con la misma suerte que yo, rebotaban y se golpeaban contra las paredes de la cabina. Vi a la teniente Miller impactar de cabeza contra una de las terminales rompiendo su casco presurizado. Hubo una explosión abrumadora que lanzó dando giros al transbordador. Éste se resquebrajó cruelmente y en ese instante el sistema colapsó. Todo se apagó, incluyendo el soporte vital. Hice esfuerzos sobre humanos y conseguí desplazarme hasta la tripulación. Había cuerpos flotando, inmóviles. Otros parecían estar carbonizados, pero unos cuantos miembros todavía en sus sillas que se movían dando señales de vida. Me acerqué lentamente hasta alcanzar a uno de ellos, apenas veía pues la luz estaba muerta y las comunicaciones no respondían.

Tomé la mano de aquel tripulante desconocido, este me tomó con fuerza. En vano, una nueva explosión destrozó en dos partes lo que quedaba del transbordador. Salí expulsado hacia fuera con mucha brutalidad, me movía frenéticamente haciendo círculos. No lo entendía, esa explosión debió haberme matado, pero a penas sentía la conmoción de la onda de choque. Usé los retropropulsores de oxigeno en mi traje para contrarrestar el errático movimiento de mi cuerpo. Una vez acomodado, observé temeroso. Me aterré de formas inimaginables. Esa última explosión me había lanzado hacia el planeta a una velocidad demasiado alta. Volví a usar los retropopulsores, use toda la potencia para tratar de frenar mi inminente destino, pero en vano otra vez.

A pesar de haber frenado la marcha, mi velocidad todavía era peligrosa. Estaba a punto de reingresar.. ¿Qué era peor, morir asfixiado en el vacío o calcinado por la atmósfera terrestre?. Me coloqué el visor solar y traté de enfocar mi mente en otro momento, en otro lugar, junto a mi familia. Recordé la vez que vacacionamos en las playas caribeñas. Creo que era Hawai. Si. De hecho lo era; recordé el momento de la foto familiar, donde le había pedido amablemente a un lugareño que nos tomara la foto. Mi hijo pequeño, David, había comenzado a llorar porque aquel hombre le probocaba miedo. Siempre que lo recordaba, una burlona risa se apoderaba de mi rostro. Y esta no fue la excepción.

Comencé a sentir calor, estaba reingresando. Mi cuerpo se sacudía dentro del traje, pero la temperatura no aumentaba.. Extrañamente sentía como la fuerza de resistencia de la atmósmera intentaba despedazarme y callcinarme, pero nada de eso ocurría. Solo me sacudía violentamente. Entré en shock, pensé que estaba muriendo y por lo tanto no sentía dolor. Me desmayé.

Abrí mis ojos de repente, creyendo que había tenído un mal sueño. Todo estaba oscuro, hacía frío. ¿Estaba vivo o muerto? Inesperada e increiblemente estaba tan vivo como el último recuerdo del despegue. Sentí algo tomarme del torso. Como un brazo robótico. A continuación estaba siendo remolcado. Luego de unos minutos comencé a divisar mejor, todo se aclarecía. Por Dios! Estaba sumergido en el océano. Hize algunos movimientos para comprobarlo, me quité el visor solar, vi mejor. Un subnaríno parecía llevarme hacia la superficie. Mas denconcertado aún. Volví a cerrar mis ojos. Quizá ya no necesitaba volver a abrirlos.

 


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