No sólo respirar es vivir.
Por Alma Gecé
Enviado el 09/03/2014, clasificado en Infantiles / Juveniles
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Llegó el día, el día en que Claudia se dio cuenta de cómo eran en realidad las cosas. Descubrió lo feliz que le hacía ver volar a los pájaros hacia ningún lugar, o hacia lugares que incluso ellos mismo desconocían, la sonrisa que aparecía en su cara cuando veía sonreír a un niño o cuando veía a una pareja disfrutar de un abrazo. Sintió la libertad que provocaba en su cuerpo una ráfaga de aire caluroso en una tarde de verano, el reír sin dar explicaciones a nadie, el gritar tan alto como podía. Sufrió ese escalofrío que te recorre el cuerpo cuando recibes una llamada de teléfono inesperada de alguien a quien echabas de menos, el calor de un beso y el dolor de un desamor. La esperanza, la desilusión, el cansancio y las recompensas por los trabajos duros. Cantar una de tus canciones favoritas mientras caminas por la ciudad, descubriendo lugares inimaginables a lo largo de todas esas calles que recorres por primera vez. El olor del café recién hecho, de la pizza, de la gasolina. Descubrió que no sólo respirar es vivir.
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